Un viaje con la Luz y el Tiempo por Moisés Lucas

¿Cómo era aquella cita?…., “La fotografía es el documento humano que siempre mantendrá al presente y al futuro en contacto con el pasado.”

La cita es de un clarividente Lewis Hine, fotógrafo comprometido donde los halla habido.

Cada día es más difícil hacer foto de calle, fotos a “extraños”. Hoy día, de manera más o menos consciente nos exponemos más, perdemos privacidad de un modo voluntario, quizás sin pensar en ello demasiado (redes sociales), damos nuestros datos en páginas web para que obtener algo “gratis” que nos interesa, sin ser tampoco muy conscientes de que al navegar, nos monitorizan, saben qué noticias leemos, qué no, qué buscamos, a quién conocemos, por dónde nos movemos … qué compramos. Y esto de modo “voluntario”, simplemente por tener eso que se llama un smartphone y hacer uso de la web. De un modo más involuntario, nos vigilan cientos de cámaras en pro de nuestra “seguridad”. Somos constantemente filmados, en cualquier calle, en cualquier lugar y bueno, en ocasiones, veremos si somos un poco observadores, que hay lugares donde una plaqueta nos menciona algo de que hay cámaras y tal, pero realmente no controlamos absolutamente nada de quién hace qué con todas esas filmaciones. Hemos de suponer que por el volumen, se ha borrar de un modo más o menos rápido, pero no deja de ser una suposición y sin realmente saber qué información se extrae de ahí y de qué se hace con ella. Pero de repente, un fotógrafo nos hace una foto, a un metro de distancia, sin esconderse, y desconfiamos. ¡¡¡¡No me ha pedido permiso!!!!. Nos indigna. ¿Para qué quiere esa foto?, ¿porqué me fotografía a mi? y en ocasiones, en lugar de simplemente preguntarlo, me indigno, me enfado, me acuerdo de su familia incluso llegado el caso, me pongo violento. Y siempre, siempre, apelando a mi derecho a la intimidad en lugares públicos. Curioso me parece, pero seré yo el raro.

Perdemos la fotografía de calle, o una parte importante de ella, al menos como ya la entiendo. Observo que de un tiempo a esta parte, empezamos a autocensurarnos los mismos fotógrafos. Oímos decir aquello de “eso ya está hecho” (¿y qué no?), cuando lo cierto es que la fotografía que siempre más a todo o casi todo ser humano, es en la que aparece otro ser humano. ¿Es casualidad que en una de las primeras fotografías de la historia, cuando descubres una pequeña figura humana que parece que apoya una pierna en un banco, de repente se convierte en el gran protagonista de esa fotografía? Y sin embargo es una parte muy pequeña del todo.

Queremos no tener problemas con los editores, queremos no tener problemas en los concursos, … bueno, es igual, yo no quería hablar de esto, pero sí de que perdemos la fotografía de calle y con ella esa otra capa de valor. Me refiero a que el tiempo hace que lo que en un principio es solo un retrato callejero, sin mayor justificación aparente (hay quien cuando ve una serie seguida de ellos dice que se aburre), el tiempo hace que se convierta en un documento, en fotografía documental.

La serie de este número de Underexpose va de eso, de la magia de la luz, pero también del tiempo, tanto como materia prima del medio, cómo se establece esa conexión que nos citaba Hine del presente y futuro con el pasado.

Podemos ver cómo eran las cosas tan solo hace unos meses, un año a lo sumo y por comparación, conectarlo con nuestro presente. Esperemos que realmente, nos conecten con el futuro y podamos recuperar esa normalidad en la calle.

Moisés Lucas