Yesterday is History por Moisés Lucas
Yesterday is history
El ayer es historia, pero precisamente una de las cosas que más me fascina de la fotografía es que ese instante del pasado que es toda imagen, se vuelve presente sin discusión como por arte de magia y alquimia. La fotografía la hace el fotógrafo en el instante preciso, pero también el espectador que la contempla, que paradójicamente lo hará desde el futuro, un tiempo que para él es siempre presente. ¿Puede haber algo más mágico?
Hace más de 10 años que realicé esta serie de blanco y negro. Contemplo las fotos impresas sobre la mesa del salón y trato de reflexionar en cómo me hace sentir la calle hoy… ––sí, esto también va de sentimientos–– La conclusión es que me reconozco en ella, que el tiempo pasa e incluso es posible que alguna de las personas que aparecen sobre el papel ya no estén entre nosotros, pero cada una de estas fotografías las ha convertido de alguna manera en inmortales. Sigo observándolas y lo que me resulta más inalterable son los edificios, que tanto peso tienen en esta serie de contrapicados. Su presencia me recuerda a gigantes solidos e inexpugnables que observan inalterables desde arriba el movimiento en el infierno. Pero es mentira, hasta ellos cambian. Todo cambia. Todo, excepto quizás algunos sentimientos y me doy cuenta que esta serie es un viaje iniciático hacia lo que me hizo amar este embaucador arte que una vez te atrapa, nunca te abandona.
Las fotografías son los ojos del fotógrafo. Estos son los míos. Lo que quería ver, lo que no, mi punto de vista, mi estado anímico, lo que era importante para mi en aquel momento determinado, y que lo es hoy al verlas para elegir esta serie. Siempre hoy, aunque las vea mañana y aunque las hiciera ayer, con el extra de que además que este juego con el tiempo adquiere un nuevo sentido al convertirse en fotografía documental.
Si lo hubiera pensado en aquel momento, probablemente me hubiera parecido que estaba siendo pretencioso, pero como autor es innegable que la fotografía de calle que me interesa habla de las personas, de los momentos sociales, de las tendencias, de la evolución de los individuos. Nada que ver con las nuevas corrientes donde lo único importante es la composición, los juegos de luces y paredes de colores, que no se reconozca a las personas, ni los lugares. La despersonalización de la nueva era ya se impone también en la fotografía y me niego a ser cómplice. Han pasado más de diez años, he cambiado al color, utilizo el flash, me centro más en el individuo, pero sigo reconociéndome en esta serie y sabiendo que, aunque el ayer es historia, cuando veo una foto que me sigue emocionando, entiendo que esto es lo único atemporal. El sentimiento que me genera.