El Bar Dragón por David Expósito


El bar Dragón, ubicado en la calle de Santa Isabel (Madrid) reúne todos los motivos que me vinculan con la fotografía. En su interior, nada relevante pasa salvo el tiempo, algo que para mí es muy atractivo. Los personajes, sacados prácticamente de un manual de lo madrileño, acuden puntuales a su cita con el vermut, la partidita en las tragaperras a mediodía o el aperitivo después de comer. Nadie queda con nadie, y sin embargo se esperan. 

Durante mucho tiempo iba a la salida del cine solo para cotillear y poner la oreja en las conversaciones ajenas, imaginando lo fascinante que sería hacer esta o aquella foto. Un día, más por obligación que por convencimiento, le pedí a la dueña si sería posible tomar algunas imágenes dentro del bar para un trabajo de una escuela de fotografía. Creo que sin entenderme del todo dijo que sí. En ese momento se me abrió literalmente un mundo. Empecé a interactuar con la gente, me presentaba y les preguntaba si les importaba que hiciera fotos. Hasta entonces mi método de fotografiar había sido ser discreto, no llamar la atención, pero en ese momento lo que más me apetecía era mostrarme bien visible, que todo el mundo supiera lo que estaba haciendo y que no pasara nada. Cuando alguien me da la posibilidad de fotografiarle sin compromisos, mi felicidad como fotógrafo es plena. Utilicé la cámara sin razonar demasiado, sin medir y componer al milímetro cada imagen, simplemente esperando que algo llamara mi atención y darle al click, saliera bien o saliera mal. 

No puedo decir que el resultado sea un retrato fiel y objetivo del lugar y los personajes, sino más bien una interpretación personal. Tampoco me he atrevido a volver y continuar con la serie, puede que ya no tenga la misma fuerza que aquellos días y prefiero guardarlo como un lugar en mi memoria donde fui feliz.

David Expósito